FARO DE LA CULTURA

CONCURSO NACIONAL

2.300 m2

BUENOS AIRES. 2018

EQUIPO: Matías Beccar Varela, Jano de la Vega (autor asociado), Josefina Ortiz, Clara Checchi Viu, Manuela Bresso, Joaquín de la Vega.

Como parte del proceso de integración de barrios informales al tejido de la Ciudad, el terreno de nuestro proyecto integra una urbanización en pleno proceso de realización: la del Barrio Rodrigo Bueno, situado a la vera del Río de la Plata y la Reserva Ecológica. Así, nuestro proyecto se ubica en más de una dimensión en los bordes: borde del Río, borde de la Ciudad, borde de lo social, borde temporal de formalización de un plan urbano. En este contexto, nuestra propuesta intenta hacerse eco de esos bordes para producir una pieza singular que los reconozca y los potencie.

Desde su nacimiento el proyecto se plantea como un elemento que recibe y cobija, que se abre a la Ciudad –tanto la formal como la informal– en un gesto que trasciende lo morfológico y lo funcional y se instala, mediante la contundencia y la claridad del mensaje, en el terreno de lo simbólico. La forma del edificio, que en planta baja se abre hacia la ciudad para recibirla, en planta alta rota hacia el Río y la Reserva, y como un girasol arquitectónico abre sus recintos al sol. En este giro está la concepción fundacional del proyecto y en llevarlo a cabo hasta las últimas consecuencias radica su potencia. Los espacios exteriores son de esta manera el corazón del proyecto. Desde la recova que generosamente recibe al transeúnte, pasando por el patio central abierto al cielo, el recorrido en ascenso por las gradas y la culminación en la terraza verde que se abre hacia la Reserva y el Río, el espacio exterior es público y continuo, verdadera promenade arquitectónica con distintas instancias para la realización de actividades comunitarias. La propia forma que rodea estos espacios produce una sensación de cobijo, aspecto fundamental para lograr la cualidad de “lugar” en espacios urbanos de borde o todavía no del todo conformados.

Las gradas son visibles desde la calle, tanto desde la nueva plaza del Barrio Rodrigo Bueno como desde la propia Costanera Sur, llamando al vecino a entrar al edificio y formar parte de las actividades que pueden estar desarrollándose, como recitales espontáneos, concursos de baile, charlas, debates, proyecciones al aire libre y una infinidad de etcéteras. También, con su presencia de vegetación nativa, las gradas funcionan como un anticipo de lo que se verá en la terraza, un llamador para subir por sus escaleras y descubrir el paisaje de la muy próxima Reserva. La terraza, más allá de funcionar como culminación del recorrido ascendente exterior y ser un excelente mirador hacia la Reserva y el Humedal, ofrece toda su superficie para la realización de eventos gastronómicos abiertos a la comunidad y relacionados con la fuerte impronta del arte culinario presente en las distintas comunidades del Barrio.

Los pequeños aventanamientos circulares de la fachada SUR conforman en realidad el nombre del proyecto escrito en sistema Braille: “FARO DE LA CULTURA”. Este pequeño gesto representa en alguna medida los ideales de cultura que buscamos materializar en nuestro proyecto: una cultura en la que siempre está presente el Otro como igual pero también como diferente, un Otro al que hay que atender, saliéndonos incluso de nuestros carriles corrientes, haciendo un esfuerzo de decodificación que es ya en sí un gesto de acercamiento. Como dijo una vez Borges, “toda palabra presupone una experiencia compartida”. Así, el título del Centro Cultural no está inscripto en grandes letras de molde sino en un código secreto que es también un gesto hacia una minoría (todas las minorías) en la que casualmente estaba incluido Jorge Luis Borges.