ITBA – INSTITUTO TECNOLÓGICO DE BUENOS AIRES

CONCURSO DE IDEAS, SEGUNDO PREMIO

20.000 m2

BUENOS AIRES. 2022

EQUIPO: Matías Beccar Varela, Pablo Katz, Ignacio Beccar Varela (autores asociados), Florencia Cotone, Luciana Faustini, Sebastián Hernández M. (tecnología madera), VABA (imágenes), cheLA (multimedia)

El sector de la construcción representa cerca del 40% del consumo energético a nivel global, el 30% de la producción de CO2 y el 60% de la producción de residuos. El hormigón y sus agregados son en buena medida responsables de esta situación. Para empezar a revertir el problema, los países más desarrollados están impulsando desde hace algunos quinquenios el paso a modos de construcción más virtuosos y sustentables. Hoy, gracias al avance tecnológico, la madera reemplaza eficazmente la función estructural del hormigón, lográndose construir hasta 18 ó 22 pisos (según la tipología constructiva adoptada) y mejorando sustancialmente el impacto ambiental de las prácticas de nuestra disciplina.

Partiendo de este horizonte, el aspecto fundamental de nuestra propuesta es la concepción de un edificio a ser construido mediante un sistema estructural en madera industrializada (LVL+CLT), algo que resulta innovador en nuestro medio, pero que ya forma parte del presente en buena parte del mundo. Este gesto, creemos, podría ser el punto de partida para la renovación de una rama de la industria nacional, la maderera, que cuenta en el suelo argentino con todas las condiciones necesarias para convertirse en un motor económico sustentable y vector de desarrollo social. El ITBA, gracias a la potencia de sus recursos humanos y a su visión innovadora en tecnología y ambiente, puede ser el protagonista legítimo de este desarrollo. Por lo demás, la ubicación del edificio en la parcela más visible del “Parque de la Innovación” en Buenos Aires, parece estar llamando a una apuesta de esta magnitud, que constituya por sí misma una toma de partido con respecto a los valores que esperamos ver extendidos en el futuro.

El programa de la nueva Sede Principal del ITBA se organiza de manera esquemática en sección. Los dos niveles del basamento contienen los usos de carácter más público y de aforos más numerosos, intercalados por una serie de espacios indeterminados que se solapan con distintas alturas, propiciando todo tipo de situaciones de encuentro para la vida universitaria. El desarrollo del tronco del edificio aloja el grueso de las aulas, en un esquema de hiper-flexibilidad comandado por la regularidad de la grilla estructural y la total ausencia de columnas entre el núcleo y las fachadas. En el remate, que comprende los últimos tres niveles, se alojan los programas vinculados al trabajo académico y la administración. Por último, el programa de laboratorios es alojado en los subsuelos, con un último nivel para estacionamiento.

Esta distribución estratificada se articula con varias operaciones programáticas y espaciales de carácter excepcional que transforman al edificio en un cuerpo interconectado de manera orgánica. Así, el acceso principal desde la Avenida Udaondo se hace atravesando por un puente un patio inglés de triple altura que lleva iluminación y ventilación a los subsuelos. El acceso al foyer del auditorio, el aula magna, la biblioteca y la sucesión de zonas de encuentro se vinculan entre sí por una cuádruple altura que inserta luz natural en el corazón del edificio, promoviendo la circulación vertical por escalera; coronando este espacio, el edificio se abre a una terraza verde de grandes proporciones con orientación Norte. Por último, los tres niveles superiores comparten un espacio parquizado de triple altura que permite disfrutar de los suaves rayos solares de la mañana y de largas vistas hacia el río, además de ventilar con generosidad la planta abierta de oficinas en los meses cálidos. Este espacio se ofrece, por otro lado, como emblema y cartel de la institución hacia la Av. Udaondo y en definitiva la Ciudad.

La envolvente que caracteriza al edificio es una piel de delgadas láminas plegadas y microperforadas de aluminio anodizado que responde a la protección solar de las fachadas vidriadas indispensable en nuestra latitud. Sostenidas por ménsulas tomadas a la estructura primaria, unas pasarelas de mantenimiento protegen como primera medida de los rayos más verticales en los momentos más calurosos del año, permitiendo por otro lado la entrada de los rayos más rasantes en el invierno. Para atender al desplazamiento del sol en una implantación orientada oblicuamente al Norte, las láminas de aluminio son plegadas a 45°. Según la orientación de las caras, los plegados se perforan con diferentes densidades: cada fachada cuenta con dos grados de perforación alternados. A mayor incidencia solar, menor densidad de perforación, y viceversa. Así, con una cantidad muy reducida de elementos industriales se logra una respuesta precisa a los parámetros de asoleamiento determinados por la carta solar. Constructivamente, la esbeltez de las láminas de aluminio se compensa con la rigidez lograda mediante su plegado, cualidad formal que le permite salvar la luz completa de un entrepiso, mientras ofrece la suficiente resistencia a los esfuerzos laterales. Por último, la misma cualidad del plegado permite la ausencia de elementos estructurales de transición, ocultando las fijaciones en la parte recedida de la pieza y logrando simplificar los requerimientos de la construcción y de su mantenimiento.