MEMORIAL PUNTA CARRETAS (URUGUAY)

CONCURSO, PRIMERA MENCIÓN

500 m2

MONTEVIDEO, URUGUAY. 2019

EQUIPO: Matías Beccar Varela, Francisco Díaz Perez (autor asociado), Manuela Bresso, Lucía Venditti, Martín Larráñaga, Sebastián Mengot.

Comunidad, introspección, evocación. En esos pilares se funda la idea de conformar un recinto circular que suponga un contrapeso significativo en un enclave plagado de situaciones distractivas típicas de un centro urbano. El espacio propuesto aspira así a funcionar como un ámbito de encuentro que abrace y a la vez invite a recorrerse: contenedor y reflexivo, al mismo tiempo que permeable y convocante.

Los 478 nombres se disponen a la altura de la vista formando un anillo elevado que recorre la plaza. Sin embargo, para ver los nombres hay que ingresar al anillo y para ello es necesario un pequeño —y significativo— esfuerzo: agacharse levemente para pasar del otro lado. Una vez adentro, un banco también circular nos recibe para descansar y mirar hacia afuera o sentarnos del lado interior y formar un grupo en asamblea conversatoria.

Los 478 nombres de los homenajeados están tallados cada uno en un bloque de piedra, dispuestos uno al lado del otro, conformando una continuidad en la que no hay dos piedras iguales, metáfora de unión en la diferencia. La pieza que soporta los bloques está compuesta por perfilería metálica que, en una gran curva, se muestra hacia afuera como un elemento mudo y misterioso y, una vez adentro, hace lugar a la piedra y a los nombres cincelados. El resultado es un recinto convocante, a la vez introspectivo y abierto en todos sus lados.

Estructuralmente, la viga continua en forma de anillo es un excelente soporte para cubrir grandes luces: unas pocas columnas tubulares de acero alcanzan para sostener el conjunto y generar una sensación de ingravidez. Desde el interior de la obra, la estructura casi desaparece excepto por el canto de la planchuela de soporte, dejando a las piedras flotando en el aire con una fuerte sensación de extrañamiento, que induce a la reflexión.

La intervención es sutil y a la vez poderosa. Los recursos económicos son mínimos. El pavimento se resuelve con los sobrantes de piedra del corte de los bloques del anillo, formando una superficie lisa y rica en texturas. El espacio es completamente accesible para discapacitados y niños ya que la pieza se eleva a una altura de 1,40m, dejando el paso libre por debajo. La placa recordatoria se sitúa en un pequeño monolito con inclinación para facilitar su lectura desde todas las posiciones. Un pequeño talud —formado con el excedente de tierra obtenido de aplanar la escasa pendiente existente en el sitio— se eleva entre el anillo y la entrada al paseo comercial. Se refuerza así la sensación de reparo y a la vez se habilita un modesto anfiteatro de cara al memorial y el sol del Norte.