CASA FRENCH

MONTEVIDEO, URUGUAY. 2019

EQUIPO: Matías Beccar Varela, Clara Cecchi Viu, Maria Jorge, Josefina Ortiz, Juan Kinder; Carlos Piña (asesor estructural); Verónica La Cruz (proyecto iluminación); Herbario (anteproyecto paisaje); Roderick Cameron (paisaje, estanque).

ESTUDIO LOCAL: Wayna Construcciones (Haygaz Sala, Sebastián Devoto, Francisco Díaz Perez)

FOTOS: Marcos Guiponi, MBVAA.

Era una típica construcción doméstica de los años ’40 con una serie de intervenciones posteriores que la habían vuelto oscura y laberíntica. Desde la primera aproximación al proyecto buscamos una claridad que parecía esconderse en su estructura primitiva: una cubierta autoportante con las pendientes construidas en hormigón, algo bastante común en la tradición uruguaya pero que para nosotros disparaba hacia lo desconocido. Recuperar el techo, amplificar su geometría y especificidad tecnológica, fue descubrir una casa totalmente nueva, abriendo a la vez una conversación con el contexto ambiental, arquitectónico, cultural.

El resultado es un espacio interior diáfano de generosas dimensiones, apto para la multiplicidad de los usos diurnos y más públicos del hogar: cocinar, comer, trabajar, tocar música, escuchar música, leer, ver películas… Todos usos conectados con el afuera por sus cuatro lados: al Este, el ventanal de gran porte que comunica con un largo jardín de especies nativas en estado casi salvaje; hacia el Oeste, un discreto ventanal en diálogo con la calle; al Norte, una abertura larga y baja se hace eco del nuevo estanque, inundando de reflejos solares y acuáticos el interior de la casa; por último, hacia el cielo se dispone una lucarna que en el centro del espacio se abre para evacuar el aire caliente del verano.

La casa trabaja de esta manera con lo heredado, tanto en términos constructivos como ambientales. Las ventilaciones cruzadas se potencian con el efecto chimenea logrado por esa tobera superior que es la lucarna. Los pisos pétreos funcionan como acumuladores de temperatura, fundamentalmente en invierno cuando el sol bajo inunda la casa por la mañana. Esta inercia térmica es complementada por un sistema de calefacción y refrigeración aerotérmico, de consumo energético mínimo. El techo del nuevo sector (de chapa y con doble capa aislante térmica) es cubierto por 16 paneles fotovoltaicos que producen energía eléctrica a inyectar en la red. El nuevo estanque recibe el agua de lluvia recolectada por los dos tercios del techo de la casa, aprovechando el sistema de aguas invertidas y el nuevo gran canalón de hormigón que las sutura. Esa agua acumulada servirá para abastecer el sistema de riego por goteo del extenso jardín.