CASA TEODORO

COLEGIALES, BUENOS AIRES. 2018

EQUIPO: Matías Beccar Varela, Andrés Reyes Jaquete, David Ayala, Luis Puzzo, Rafael Béjar.

FOTOS: MBVAA

Una antigua casa de altos en el barrio porteño de Colegiales: exponente característico de una época y tipo edilicio que conforma buena parte del tejido residencial de Buenos Aires. Con sus cien años de existencia, estas construcciones suelen contar en su haber con varias transformaciones que se acumulan y se solapan en el transcurso de las décadas. El desafío es siempre el mismo: limpiar, como con el cepillo del arqueólogo, las capas de construcción entrelazadas con el original; actualizar las tecnologías constructivas y energéticas; reformular la funcionalidad o, en definitiva, incorporar la evolución de las costumbres.

Una compleja situación de ingreso en planta alta es replanteada mediante la introducción de una gran pieza de madera y vidrio que hace las veces de cerramiento vertical, hall de acceso, palier, puerta de entrada, pequeño entrepiso y barra con banquetas, incorporando de esta manera un espacio de uso contemporáneo en la mejor ubicación con respecto a las vistas, el asoleamiento y la ventilación logradas. En la terraza se introduce un pequeño ámbito de trabajo y una pérgola, elementos concebidos como una unidad estructural completa, con el objetivo de conformar un único gran espacio contenido, con una zona interior y otra exterior. El techo nuevo, en homenaje a las losas de bovedilla de la planta baja, se resuelve con una reinterpretación de esa tradición, pero en madera contrachapada. Su estructura portante desciende hasta apoyarse ligeramente en los bordes de la construcción preexistente.

Cada vez más el mundo es un lugar construido. Capa sobre capa, habitamos las ciudades y el paisaje que diseñaron nuestros antepasados. En un planeta que se queda sin recursos y con un territorio completamente antropizado, se vuelve fundamental pensar el proyecto de arquitectura como vehículo de reinterpretación y transformación del gigantesco material heredado. Re-habitar la preexistencia es quizás, en la era de la sustentabilidad, el programa sustentable por excelencia.