En esta ampliación de una pequeña casa en esquina se usó una trama estructural repartida y liviana (madera laminada de eucaliptus de forestación) para no alterar la subestructura existente. La forma de resolver constructivamente la diagonal generada por la ochava junto a la premisa de mostrar en todo momento los elementos estructurales constituyó el mejor desafío de este proyecto. Nuestra vieja bovedilla porteña aparece aquí reconfigurada con un detalle enteramente en madera. Unas láminas de acero plegado microperforado se descorren por la fachada para proteger el interior del potente sol de la tarde en verano. 

La antigua casa ganó así un espacio de trabajo y esparcimiento en lo que antes era una terraza de difícil acceso. Los interiores en madera otorgan una cualidad háptica que no existía en el resto de la casa, conformando un auténtico lugar de disfrute y reconciliación con la naturaleza. Un gran ventanal comunica directamente con la terraza que, con su nueva pérgola y equipamiento, funciona ahora como espacio de expansión al aire libre durante largas temporadas del año.