Un showroom de ventas que luego sería reconvertido en casa de té. Un portal de acceso. Un club-house con restaurant y spa. Una serie de pabellones distribuidos en el paisaje con una impronta de horizontalidad, buscando desaparecer en el horizonte casi virgen de estas tierras próximas al gran río Gualeguaychú.

El sistema constructivo elegido es liviano, de montaje en seco, a excepción de los basamentos, donde las obas entran en contacto con la tierra cargada de humedad típica de este entorno ambiental. Cubiertas verdes con especies locales de bajo (casi nulo) mantenimiento que, más allá de sus funciones paisajísticas, funcionan como sistemas perfectos de aislación térmica y retardamiento hidrófugo. Paneles fotovoltáicos para generación eléctrica. Sistemas de calefacción y agua por termotanques solares y/o geotermia (caso del club-house). Estructuras de acero desmontables y terminaciones en maderas de la zona (ciolorrasos, parasoles, pérgolas). Paneles de doble vidriado hermético. 

Todas las decisiones constructivas fueron tomadas con una perspectiva ambiental fuerte. Lo mismo puede decirse de las implantaciones en el terreno y de la orientación y forma de los edificios: los techos se abren a las buenas orientaciones, buscando la luz pero impidiendo el ingreso de los rayos solares más verticales del verano mediante el vuelo de grandes aleros. Las fachadas más expuestas al sol de la tarde o de la mañana, por el otro lado, son defendidas mediante parasoles geométricamente diseñados para este fin. La climatología está presente desde el origen de cada uno de estos proyectos a la vez que en su concepción y disposición como conjunto.