TERRAZAS DE SANTA MARIA

14.960 m2

TIGRE, PROVINCIA DE BUENOS AIRES. 2018-2024 [en construcción]

EQUIPO: Matías Beccar Varela, Ignacio Etcheverry, Cecilia Podestá (asociados), Alejandro Timpanaro (cálculo estructural), Marcelo Di Pelino (instalaciones), CMMS (documentación ejecutiva).

Situado en un terreno alargado a la vera de la Avenida Italia, el proyecto se concibe como una pareja de barras longitudinales que se fragmentan para generar recintos más acotados y aprovechar los momentos de quiebre para ubicar los núcleos circulatorios verticales. A su vez, es donde la edificación se desplaza que aparecen resquicios en la masa construida para tener un atisbo del cielo y la vegetación del otro lado: la esbeltez real de los volúmenes también es aparente, mostrándonos de una sola vez de qué se trata el proyecto.

Un módulo de construcción hiperflexible se distribuye de forma tal que las tipologías pueden variar desde un mínimo de 45m2 hasta cuadruplex de 180m2 o bloques completos de 1600m2, más terrazas y jardines privados. Los sistemas de instalaciones también son concebidos en este espíritu modular, con lo que el formato y cantidad de tipologías es verdaderamente flexible con el paso de los años, abierto a todo tipo de cambio de escenarios: desde la vivienda familiar tradicional hasta la residencia para la tercera edad, pasando por el despacho para profesionales independientes o el bloque de oficinas para empresas. La sustentabilidad empieza de esta manera por el lado de la elasticidad funcional a lo largo del tiempo: un edificio más adaptable es un edificio más duradero.

Por lo demás, el proyecto se concibe horizontalmente para privilegiar la vinculación con el paisaje y con el nivel cero en general, ayudando a promover el uso de escaleras por sobre los medios motorizados. Los ascensores, que están de todas maneras, hacen el conjunto totalmente accesible. La particular disposición de los bloques, generando una sucesión de enclaves reconocibles, incentiva el encuentro social y la percepción general de espacios acotados y gobernables, a pesar de la longitud del conjunto completo. Las circulaciones de acceso a cada unidad son completamente abiertas y fomentan así no sólo la vida al aire libre sino la percepción de unos espacios comunitarios más llenos de vida.

La disposición de las unidades en crujías simples está concebida por lo demás para tener un 100% de las viviendas con ventilaciones cruzadas, algo cada vez más pertinente en nuestro medio local con sus clima templado húmedo. En la misma línea, los grandes voladizos que configuran tanto terrazas de expansión como pasillos de acceso están concebidos climatológicamente, sirviendo como defensa para los frentes vidriados con respecto a los rayos solares más verticales del verano.

Las azoteas de los bloques son cubiertas por un manto vegetal que también contribuye a la aislación térmica de los últimos niveles. Sobre este manto se sitúan a su vez los paneles fotovoltáicos, que alimentarán buena parte del circuito eléctrico del complejo y aportan una capa más de sombreado para las cubiertas. La performance térmica del edificio es eficiente en las cuatro caras de sus volúmenes.